La máquina pesa.
En sus acoples con máquinas de viento, máquinas del tiempo, máquinas de agua,
se enciende/se apaga,
inflama su motor, estalla.
Con arreglos, desarreglos
convivientes en la misma habitación,
acepta tanto la lluvia como la niebla
oscurante
perdiendo sol, sudando sol, amando sol,
estrellándose.
Por las tardes
en la hamaca paraguaya
con la espalda marcada por la trama,
hundida en la cadencia de los rayos
en intermitente
on-off
on-off
on-off
produce los estados
de animal salvaje que rueda el llano
o que salta, sobrevuela las serranías
los montes escarpados;
de corbeta arrasa-continentes
a la conquista de misteriosos parajes, inexplorados;
de submarino que se sumerge,
resistente al frío, a la humedad del tiempo,
rocalloso pez de lumbre;
de barrilete frágil
divertido, que se enreda
besando viento
abrazando árboles.
en baja frecuencia pulula
rechina en alta
sibilante alada
mi pequeña máquina de sol reverbera
montada al galope de la vida.
montada al galope de la vida.
Me parece.
ResponderEliminarqué?
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